Duelo entre cumbres navarras para dilucidar el 3º y 4º puesto en la no menos grandiosa Segunda categoría. Impresionante los del Pirineo que no dieron opción a los cachorros de Andía para subirse a las barbas, en fechas luctuosas para el montañismo regional. Vaya desde aquí nuestra condolencia a la familia de Iñaki Ochoa de Olza.
Alfredo Sola - Javier Fernández. El hecho más relevante del encuentro se produjo en el primer tablero. Sola no pudo hoyar la cima del movimiento 30 a tiempo, y así mantener la banderita en ristre, en una posición que se prestó al debate. Mientras nuestro amigo Alfredo mantenía las bondades de las blancas, el resto de la concurrencia vociferaba en favor de Javier. Incluso se llegó a cruzar una apuesta, con cena de por medio, entre el aguerrido baztanés de adopción y el siempre polifacético Matxa I, siguiendo la partida tras la caída de la bandera. En resumen: Todo es cuestión de gustos.
Iñaki Barbería - Jose Goldáraz . El omnipresente Jose alcanzó solamente el campo 3, eso sí, sin oxígeno. La cordada no pintó bien desde el principio para el txapelari, quien aguantó el tipo ante un Barbería siempre aplomado. Las facultades de Iñaki en el ataque final a la cumbre hicieron el resto. En resumen: A veces hay que ponerse casco en vez de la rabuda.
Manuel Medina - Ramón Estevez. Ramón volvía al equipo tras su devaneo matrimonial con Mendi y sus vacaciones maritales en otro continente. "Demasiada carne -nos indicó- en la República Argentina". Preferimos omitir más detalles, pero no deja de tener un aire montañero, en cualquier caso. Manuel no dio ninguna información. En resumen: No se cruzó del campo base.
Félix Juanco - Ricardo Borda. Enfrentamiento desigual entre un renombrado escalador de la ripa de Beloso y un Ricardo que prefiere la tranquilidad de los valles y las estancias sosegadas por las bordas de nuestro país. Félix rapeló cuando hizo falta y se engulló el magnesio sobrante. En resumen: El hábito hace al monje.
Posteriormente un "hasta la vista" por los bares de la zona y ulterior cenorrio en el lugar de costumbre, donde no faltó el imprescindible cefalópodo y sus amigos de rigor, así como unas postreras cervecillas en Irlanda del Norte.
Colofón final a una temporada, que será debidamente analizada en nueva entrada próximamente. En primicia se puede adelantar que rodarán cabezas, pues los resultados son siempre los resultados, aquí y en Fernando Poo.
Alfredo Sola - Javier Fernández. El hecho más relevante del encuentro se produjo en el primer tablero. Sola no pudo hoyar la cima del movimiento 30 a tiempo, y así mantener la banderita en ristre, en una posición que se prestó al debate. Mientras nuestro amigo Alfredo mantenía las bondades de las blancas, el resto de la concurrencia vociferaba en favor de Javier. Incluso se llegó a cruzar una apuesta, con cena de por medio, entre el aguerrido baztanés de adopción y el siempre polifacético Matxa I, siguiendo la partida tras la caída de la bandera. En resumen: Todo es cuestión de gustos.
Iñaki Barbería - Jose Goldáraz . El omnipresente Jose alcanzó solamente el campo 3, eso sí, sin oxígeno. La cordada no pintó bien desde el principio para el txapelari, quien aguantó el tipo ante un Barbería siempre aplomado. Las facultades de Iñaki en el ataque final a la cumbre hicieron el resto. En resumen: A veces hay que ponerse casco en vez de la rabuda.
Manuel Medina - Ramón Estevez. Ramón volvía al equipo tras su devaneo matrimonial con Mendi y sus vacaciones maritales en otro continente. "Demasiada carne -nos indicó- en la República Argentina". Preferimos omitir más detalles, pero no deja de tener un aire montañero, en cualquier caso. Manuel no dio ninguna información. En resumen: No se cruzó del campo base.
Félix Juanco - Ricardo Borda. Enfrentamiento desigual entre un renombrado escalador de la ripa de Beloso y un Ricardo que prefiere la tranquilidad de los valles y las estancias sosegadas por las bordas de nuestro país. Félix rapeló cuando hizo falta y se engulló el magnesio sobrante. En resumen: El hábito hace al monje.
Posteriormente un "hasta la vista" por los bares de la zona y ulterior cenorrio en el lugar de costumbre, donde no faltó el imprescindible cefalópodo y sus amigos de rigor, así como unas postreras cervecillas en Irlanda del Norte.
Colofón final a una temporada, que será debidamente analizada en nueva entrada próximamente. En primicia se puede adelantar que rodarán cabezas, pues los resultados son siempre los resultados, aquí y en Fernando Poo.
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