La cuarta ronda es la única en la que los dos equipos del Club jugamos juntos en nuestra casa, una gran ocasión para volver a ver algunas caras muy caras.
Los rapaces del Redín madrugaron lo suficiente como para certificar que mesas, tableros, planillas y relojes no se ponen solos.
Eran cuatro hermanos, no todos entre sí como los Dalton sino dos a dos, los Jáuregui y los Flores; su exceso de puntualidad me hizo pensar que tenían prisa, no se si por empezar o por acabar lo primero sería mala señal para nosotros, lo segundo buena.
Santiago que también debió llegar con prisas, ya que lucía un afeitado a lo Hemingway, se sentó ante Ion Jáuregui, quién bien podía ser su nieto y empezó a contarle sus batallitas comenzando por un gambito de rey, - toma muchacho come un pichoncillo que te veo un poco delgado. - No gracias señor, acabo de comer mejor coma usted si quiere (d6). El chico atendía entre aburrido y respetuoso, sin saber que estaba tratando con un vil depredador que valiéndose de su venerable apariencia atrae a su víctima y salta sobre ella (saltaba, ahora tiene que conseguir que se meta sola en sus fauces).
Así, poco a poco, con una tranquilidad que la apertura no hacía presagiar cada bando desarrolló sus piezas hasta que Santiago consiguió por fin abrir la columna f y tomando primero f6 como bastión y g7 después se merendó al chaval que se defendió lo mejor que pudo.
Yo, que llevaba dos semanas sin tocar un tablero tuve que recurrir a mi vieja Defensa Escandinava y verlas venir, mi rival, Julen Flores, (que bien podía ser mi hijo) jugó mas agresivo de lo que yo esperaba pero igualé fácil y en la jugada 11 ya había conseguido dejarle sin enroque, doblarle un peón en h y por tanto aislar el de f, dos torres por bando y alfiles del mismo color, la ventaja posicional era abrumadora y con algunos tiempos perdidos por parte de Julen me acabó dejando la partida en bandeja
Nuestro flamante nuevo fichaje Juananto se enfrentó a Aitor Jáuregui, que bien podía haber sido su sobrino, y tras ganar primero una pieza y cazar después la dama con una hermosa tenaza de los dos alfiles, acabó con una paulatina comilona de piezas, ante un rey negro que ejerció toda la partida de espectador. Bonita partida, de las que te vas a casa (o a donde te dé la gana) con una sonrisa de oreja a oreja.
Manolo llegó a la partida un poco hecho polvo, después de haber trabajado el turno de noche, por la mañana tuvo que ocuparse de sus hijos y por la tarde encima a jugar, él no se quejó ni sacó excusas, y Markel Flores aprovechó a la perfección su ocasión y tras una serie de cambios centrales se comió el caballo de f6 sin más defensa que el peón de g, se jugó Axf6 y tras gxf6 dejo el enroque de nuestro “ruinoso” tan destrozado como imagino que tendría el cuerpo, aún aguantó más entregando la dama por pieza y torre pero ya fue en vano. Quiero dejar claro que todo fué mérito de Markel que realizó un ataque perfecto. Aquí, nosotros ejercimos de primos.
Los viejos rokeros nunca mueren; larga vida al Runa y al Rock’n Roll
Los rapaces del Redín madrugaron lo suficiente como para certificar que mesas, tableros, planillas y relojes no se ponen solos.
Eran cuatro hermanos, no todos entre sí como los Dalton sino dos a dos, los Jáuregui y los Flores; su exceso de puntualidad me hizo pensar que tenían prisa, no se si por empezar o por acabar lo primero sería mala señal para nosotros, lo segundo buena.
Santiago que también debió llegar con prisas, ya que lucía un afeitado a lo Hemingway, se sentó ante Ion Jáuregui, quién bien podía ser su nieto y empezó a contarle sus batallitas comenzando por un gambito de rey, - toma muchacho come un pichoncillo que te veo un poco delgado. - No gracias señor, acabo de comer mejor coma usted si quiere (d6). El chico atendía entre aburrido y respetuoso, sin saber que estaba tratando con un vil depredador que valiéndose de su venerable apariencia atrae a su víctima y salta sobre ella (saltaba, ahora tiene que conseguir que se meta sola en sus fauces).
Así, poco a poco, con una tranquilidad que la apertura no hacía presagiar cada bando desarrolló sus piezas hasta que Santiago consiguió por fin abrir la columna f y tomando primero f6 como bastión y g7 después se merendó al chaval que se defendió lo mejor que pudo.
Yo, que llevaba dos semanas sin tocar un tablero tuve que recurrir a mi vieja Defensa Escandinava y verlas venir, mi rival, Julen Flores, (que bien podía ser mi hijo) jugó mas agresivo de lo que yo esperaba pero igualé fácil y en la jugada 11 ya había conseguido dejarle sin enroque, doblarle un peón en h y por tanto aislar el de f, dos torres por bando y alfiles del mismo color, la ventaja posicional era abrumadora y con algunos tiempos perdidos por parte de Julen me acabó dejando la partida en bandeja
Nuestro flamante nuevo fichaje Juananto se enfrentó a Aitor Jáuregui, que bien podía haber sido su sobrino, y tras ganar primero una pieza y cazar después la dama con una hermosa tenaza de los dos alfiles, acabó con una paulatina comilona de piezas, ante un rey negro que ejerció toda la partida de espectador. Bonita partida, de las que te vas a casa (o a donde te dé la gana) con una sonrisa de oreja a oreja.
Manolo llegó a la partida un poco hecho polvo, después de haber trabajado el turno de noche, por la mañana tuvo que ocuparse de sus hijos y por la tarde encima a jugar, él no se quejó ni sacó excusas, y Markel Flores aprovechó a la perfección su ocasión y tras una serie de cambios centrales se comió el caballo de f6 sin más defensa que el peón de g, se jugó Axf6 y tras gxf6 dejo el enroque de nuestro “ruinoso” tan destrozado como imagino que tendría el cuerpo, aún aguantó más entregando la dama por pieza y torre pero ya fue en vano. Quiero dejar claro que todo fué mérito de Markel que realizó un ataque perfecto. Aquí, nosotros ejercimos de primos.
Los viejos rokeros nunca mueren; larga vida al Runa y al Rock’n Roll
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