Crónica ronda 4

Comenzó de forma extraña la disputa de esta 4ª ronda, donde los dos equipos del Runa oficiaban de visitantes, a tenor del calendario y de la web de la FNA, página oficial en la red de redes que alterna eficacia extrema con indolencia intolerable en los tiempos que corren.

Auzoenea fue el destino final de ambos encuentros, habiéndose ofrecido tal emplazamiento a nuestros supuestos anfitriones (y en principio compañeros y amigos) en las horas previas al señalamiento, ante los problemas esgrimidos con sus respectivos locales de juego. Curiosa fue la ausencia de material humano no runero en los prolegómenos, hasta cierto punto dispensable, dada la consabida y habitual mente narcisa de chicos y adolescentes, a la postre rivales en el tablero.

Paz de Ziganda B - Runa Treku: 1,0-3,0

"Rey de reyes"

Curiosa fue la evolución de los distintos monarcas runeros en el transcurso de la tarde.

Santiago demostraba que eso del enroque es una leyenda urbana. Dispuso a la realeza pasito a pasito tras lacayos avanzados y bien pertrechados por las baterías más pesadas, despejando de forma rotunda las incursiones más perversas y asestando rotundos mazazos entre quehacer y quehacer.

Alfredo Sola interpretó el vodevil "Un rey en pelotas", cosechando al final de la obra lo que podríamos denominar división de opiniones: tibios aplausos entre los ocasionales espectadores y estruendosos pitos entre la concurrencia más devota.

Sos tuvo que lidiar en ambiente bucólico y pastotil desde la 3ª jugada, decidiendo finalmente alejarse de f7 tras ejecutar de forma antológica un triple salto mortal. Su nueva posada fue de su agrado y desde la nueva perspectiva afrontó sin problemas las maniobras finales.

El más ortodoxo de todos fue, sin duda, Josemi, quien tempranamente se enquistó en el lado derecho del tablero para evitar cualquier sobresalto. Así, bien cómodo en la poltrona, castigó la natural ilusión de su joven rival quien, desde los medios, esperó sin aspavientos el desenlace final.

Arrano Elkartea B - Runa Lakora: 0,0-4,0

"El alma del ajedrez"

Ya lo decía Philidor, y por ello Javier Fernández (primero en los tableros pero último en el huso horario) se vio obligado a transformar su ventaja de alfil en unidades más pequeñas para no deformar esta crónica y seguir los pasos del resto de sus compañeros.

Iñaki entendió eso de la peonada sobre el enroque de forma literal, y ni corto ni perezoso lanzó la infantería sobre las débiles tropas enemigas. Por el camino fue recolectando mieses que a la postre resultó suficiente para alimentar el casillero del equipo.

Javier Zaro optó por conservar a ultranza su ventaja material consistente en la nada desdeñable cifra de 3 infantes sin ninguna concesión. De esta forma, sin devolver nada el muy tacaño, se deshizo de su rival sin poner en peligro el botín conquistado.

Sin comerlo ni beberlo, Rubén se encontró desde los inicios con dos pichones en el zurrón, lo que permitió abrir líneas de tiro a su antojo. Encaramado desde la palomera, provocó finalmente un gran colapso en la bandada de zuritas, ataviadas de luto para la ocasión.

Haz click dos veces sobre la imagen para ver la clasificación

Una vez acabada la ronda, se volvió a notar el desinterés de nuestros realquilados, pero ya se sabe que destruir, desarmar o demoler el montaje de una sala de juego cuesta algo menos. En plena ejecución de la tarea surgieron de las tinieblas dos siniestras figuras, conocidas y vecinas. Puede que en la corta conversación agradecieran el detalle (yo no lo oí), pero echaron una mano. Si, una mano a las actas de los encuentros disputados, único objetivo de la postrera visita, tras dialogo similar al que sigue:

- "Dondé está el acta, que me la llevo".

- "No te preocupes, que como tenemos que llevar la otra, la entregamos nosotros".

Y sin mediar más sobre el tema, como alma que lleva el diablo y tras un lacónico agur, desaparecieron como llegaron.

Y hete aquí que, con cara de asombro e intercambiando conjeturas varias, tuvimos que demorar nuestra habitual ofrenda a Bako más de 10 minutos de reloj, buscando las dichosas actas (porque desaparecieron las dos) entre el material ya recogido, por aquello del posible traspapele. Ni rastro, oiga.

Más vale que nos dan descanso esta semana, pero con actitudes semejantes la natural convivencia se resquebraja.