La crónica es obviamente parcial, pero si los de los pistilos se animan y nos la facilitan, podemos poner también la relación de plantas observadas...
El sol no nos acompañó, pero nos respetó la lluvia. Casi mejor, porque los que también estuvimos en el monte el día anterior casi nos achicharramos.
De la comida ya no hay reportaje, más que nada porque hubiéramos corrido el riesgo de que un par de sujetos que andaban por allí se hubieran comido hasta la cámara. ¡Vaya manera de jalar! Y qué poco les cunde.
Ah, también hubo tablero y reloj, aunque lo de ajedrez es más cuestionable. E incluso algo difícilmente definible en un lugar con ciertas semejanzas con un frontón.
El recorrido
Al inicio de la subida parte de las nuevas juventudes runeras se iba rezagando, por lo que ahí tenemos también al padre esperando a las criaturas. Hay pocas foticos de la cabeza del pelotón, pero es que lo del don de la ubicuidad todavía lo estamos gestionando.
En el inicio de la subida fuimos sobrevolados por una parejita de alimoches. Valga esta foto, oscura y con cielo de pastelillo, como testimonio.
Según ganábamos altura, pudimos disfrutar de una bonita vista sobre Eulate, punto de partida y llegada de la excursión.
El Presi haciendo indicaciones sobre la ruta a seguir: ¡no hubo ningún atajo!
A casi mil metros de altura, los espinos albares (Crataegus monogyna, arantzuria) aún están en flor bien entrado junio:
Un detalle de la inflorescencia del espino albar o majuelo:
Las hayas (Fagus sylvatica, pagoa) también estaban impresionantes. Junto a estas un pito real se dejó escuchar justo cuando Pepe pasaba por ahí:
El almuercico no podía faltar, sólo el presi estaba atento a otras cosas...
Dos ejemplares de barbuda (Coprinus comatus, urbeltz), uno fresco y otro ya pasado.
Llegando a Aranarache nos encontramos con esta orquídea piramidal (Anacamptis pyramidalis).
Un Felis, que no Félix, que contemplaba el paso de nuestra excursión: le debió parecer más interesante que otros acontecimientos del pueblo.
Y es que nuestra llegada a Aranarache coincidió con la procesión del Corpus. Se puede comprobar cómo Alfredo la siguió con fervorosa devoción.
Pero, señora, ¿está usted segura que es por ahí?
Pues no era por donde la buena señora nos indicó, mira por dónde, aunque se le agradecen las intenciones: la pista salía de Aranarache en dirección Eulate, pero terminaba en un campo de cebada muy poco recomendable por la lluvia de la noche anterior... por no hablar de su poco recomendable combinación con el origen del sospechoso aroma porcino que nos llegaba, no precisamente a lomo curado sino más bien a purines. ¡Qué bonito es respirar aire puro!
Caminando un poco por la carretera, entre Aranarache y Eulate, el trrrriiiiiiguero estaba empeñado en gritarnos su nombre una y otra vez.
Y el verdecillo en desgañitarse desde la correspondiente ramita:
Lista de aves
Pulsad en la imagen para ver la lista, que no hay manera de poner tablas en un blog.
8 comentarios:
Una jornada genial.
La crónica es muy bonita, pero debo dejar patente el montaje de la foto del Alimoche. ¡En ningún momento se vio un cielo semejante!
Aclarar también que los individuos que tanto jalaron no existieron, más bien hubo un par de sujetos a los que se confinó en un extremo de la mesa (en lo que se conoce como la famosa "celada del presidente") que desesperados veían como los manjares eran depositados en el centro y devorados antes de, siquiera, olerlos.
Una cosa es no parar de pedir comida y otra, muy distinta, ponerse hasta el culo.
Estremecedora imágen de recogimiento espiritual la de Alfredo. ¡Dios lo bendiga!
¡Qué envidiaaaa cochinaaaa me da leer esto!
Mientras vosotros os estábais poniendo como gorrines yo estaba intentando mirar con buena cara a una mini-bandejita de catering aéreo en la que unos cachitos de cerdo nadaban en una salsa negra acompañada de ¿setas? y arroz pegoteado.
Qué injusta es la vida, ¡snif!
Debo aclarar que no existen imágenes de la cabeza del pelotón porque el Sr. fotógrafo sólo podía acceder a los traseros de la misma, y además a cierta distancia.
El precio del arte, querido Spassky.
Hace unos cuantos años y con unos cuantos kilos menos recuperaba la cabeza después de entretenerme en florecillas, pájaros y popós de mustélido (de los que no advertí ninguno el domingo, por cierto), pero ahora ni lo intento.
Ya haremos una prueba si queréis un día que lleve en las manos los bastones en lugar de los prismáticos, la cámara y la grabadora, cabritos: además os daré el coñazo explicando el trino de cada pájaro.
Y claro que el cielo azul ese es de juja, pero es que bastante feucho está el alimoche tan oscuro, como para ponerlo sobre el fondo blanco del cielo plomizo del domingo.
Lástima de esa poca luz. Sumada a lo lamentable de mi pulso estropeó unas cuantas fotos dejándolas trepidadas, incluidas las del colirrojo tizón, alguna más potable de los alimoches, las chovas...
Muy buen día y buena crónica, no seáis malos. Que yo sepa, el fotógrafo no accedió a ningún trasero, al menos al mío. Es que desde atrás se ve todo mejor, no es por otra cosa. Los kilos supongo te referirás a los de la mochila, preparada para un trekking de 10 días por lo menos.
Respecto al restaurante, vista lo visto, habrá que escogerlos como éste, con "tarifa plana", dada la cantidad de gargantúas que hay en el club. Y no miro a nadie.
Se me olvidaba agradecer a Victor, Martín, Jon, Álvaro y Pablo su invitación al vino y a las copas, esto habrá que compensarlo de alguna manera y arreglarlo de cara al futuro. ¡Esta juventud promete!
¡Ah, Javier! echo en falta en el listado varias especies de buitre, algunas núnca vistas en esas latitudes.
¡Pedazo crónica!
Únicamente echo en falta que sólo contenga parte del evento con foticos. ¿Dónde estaba el cronista a la hora de comer? Seguro que no anduvo muy lejos de los "tragaldabas".
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