Campeonato de Navarra por Equipos 2014-15
Hace unos días terminó una nueva edición del Campeonato de Navarra por Equipos.
Fieles a nuestro estilo y nuestra historia, el fondo de armario nos ha permitido suplir la falta de referentes claros en el equipo y la poca aportación de algunos jugadores por sus obligaciones personales y familiares.
Un honroso sexto puesto y una pequeña ganancia de rating en el cómputo total de nuestros jugadores revela que, a pesar de todo, damos lo mejor de nosotros mismos en este torneo.
Esa posición nos asegura la permanencia en División de Honor para la próxima temporada, aunque en las circunstancias actuales ni Mikel Gurea (séptimos) promocionarán, ni Arrano (octavos y últimos) descenderán. Pero esto es otra cuestión, merecedora de análisis más detenido y que debería afrontarse mucho más alllá de los intereses de cada cual como viene siendo habitual: cuántos equipos en cada categoría y cuantos tableros juegan son cuestiones básicamente organizativas, el verdadero problema es la constante desaparición de clubes.
Hace unos días terminó una nueva edición del Campeonato de Navarra por Equipos.
Fieles a nuestro estilo y nuestra historia, el fondo de armario nos ha permitido suplir la falta de referentes claros en el equipo y la poca aportación de algunos jugadores por sus obligaciones personales y familiares.
Un honroso sexto puesto y una pequeña ganancia de rating en el cómputo total de nuestros jugadores revela que, a pesar de todo, damos lo mejor de nosotros mismos en este torneo.
Esa posición nos asegura la permanencia en División de Honor para la próxima temporada, aunque en las circunstancias actuales ni Mikel Gurea (séptimos) promocionarán, ni Arrano (octavos y últimos) descenderán. Pero esto es otra cuestión, merecedora de análisis más detenido y que debería afrontarse mucho más alllá de los intereses de cada cual como viene siendo habitual: cuántos equipos en cada categoría y cuantos tableros juegan son cuestiones básicamente organizativas, el verdadero problema es la constante desaparición de clubes.
El torneo
Las únicas variaciones en ese sentido son que Runa haya quedado por delante de Mikel Gurea y que Oberena lo haya hecho por detrás de Santa Ana y Paz de Ziganda. Aunque en este último caso no hay que perder de vista que Miguel Navarro sólo disputó una partida y José Miguel Ugalde tres.
En este sentido especial mérito tiene lo nuestro, que hemos salido bien parados habiendo jugado Pablo sólo una partida, Javier ninguna y Antonio tres.
Orvina ha ganado con relativa facilidad confirmando la ventaja evidente que mostraba su orden de fuerza con respecto a los demás equipos: San Juan puntuó menos en todos los encuentros salvo con Paz de Ziganda, perdió por la mínima el encuentro directo y pinchó contra Santa Ana.
Los tudelanos, con buena dosis de juventud en sus filas, alcanzaron finalmente el tercer puesto gracias a esa sorprendente victoria y a su regularidad.
La nota negativa de la competición fueron las varias incomparecencias de Arrano.
Sabido es de sobra que los equipos tradicionales, de grupo de amigos, conocidos y afines, tenemos hace tiempo problemas para completar alineaciones de garantías y a veces incluso simplemente para completarlas. La presencia de esta visión un tanto romántica de la competición resulta muy saludable para los torneos, pero su existencia debe ser compatible con que los demás disputen sus objetivos sin interferencias ajenas a lo deportivo. No ha sido el caso por la superioridad de Orvina, pero bien podría haber ocurrido que una alineación indebida por no reordenar tableros ante una ausencia hubiera condicionado la lucha por el título.
El ajedrez debe quedar mucho más allá de rivalidades y desencuentros. También la competición.
El uno por uno del Runa
1 comentario:
Gran análisis!
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